Podría referirme a la obra maestra de Joel Edgerton, la película que con un paisaje minimalista y un reparto austero, consigue atrapar al espectador de tal forma que te transforma en frágil, en accesible y cuando el ser humano se vuelve vulnerable, comienzan los temores. Gran filme, que te recomiendo si aún no la has visto.
También podría mencionar aquí otra obra maestra, pero no de la gran pantalla. Esta obra es mucho más cercana, más nacional, se trata del libro de El Regalo, del autor Eloy Moreno, que por unos instantes no transporta a la Isla, un lugar donde se concentran gente que por una u otra razón recibieron un doble gancho de la vida y acabaron en la lona. Ya que me ha dado hoy por recomendar, también recomiendo la lectura de este maravilloso libro y además podéis indagar un poco más en la bibliografía de Eloy Moreno, un autor fresco, de lectura fácil y que cuenta verdades como puños.
Por si no lo sabías, el regalo, es además, una canción que el artista Ricardo Gabarre Clavería, más conocido como Junco popularizó allá por los años 90 si la memoria no me falla.
Pero no voy a hablar de la canción, ni del libro, ni siquiera de la película, aunque se podría filmar una con todo lo que ocurre en los colegios cuando finaliza el curso escolar. Hoy sentía la necesidad de hablar del REGALO, ese, el que se escribe con mayúsculas, ese que toda madre y padre comenta a través de los archiconocidos grupos de Whatsapp de la clase de su hij@.
Vaya por delante mis respetos a mis compañeros, a los profesores que cada día se dejan la piel y algunos hasta parte de su vida en intentar enseñar, lo mejor que saben, a los niños. Yo lo he hecho durante algunos años y es gratificante, te sientes realizado y es todo un orgullo ver crecer a los peques a tu alrededor, como ponen en práctica aquello que tú le has enseñado, como se desenvuelven, como se expresan, como resuelven los problemas, como se relacionan entre ellos, pero es agotador, muy agotador y entiendo que no es igual de agotador para todos, porque hay maestr@s y maestr@s, los hay por vocación, que desprenden educación por los cuatro costados, que se interesan por el bien de los niñ@s, que se dejan la piel cada día, es cierto que acaban igualmente agotados, pero detrás queda su esfuerzo, y tarde o temprano eso da sus frutos, lo queramos o no, se ve en casa cuando tu hijo te cuenta lo que ha hecho en el cole, lo que ha aprendido hoy. Por otro lado están los maestr@s de rebote, que los hay, y muchos, lo que optaron por impartir clases a niños de primaria por ser una plaza fija, igual se hubiesen presentado a una plaza de administrativo, pero como las amigas o amigos se matricularon en Magisterio, pues ¡hala! también se matricularon y ahí están, sin caretas, enseñando lo mínimo exigido y poco más, viendo el tiempo pasar, cobrando a fin de mes, saliendo como tiros de escopetas en cuanto suena la sirena, incluso algunos antes que los propios niños y así hasta el próximo año, esos, amigos míos, también existen, aunque afortunadamente son los menos, o eso quiero pensar.
Y ahora, junio, final del curso escolar, y todos los padres con hacer un regalo al maestro o la maestra, en honor a la verdad y después del sondeo hecho, queda patente que las maestras reciben más y mejores regalos que los maestros, si es que somos tan españoles que hasta para esto somos machistas.
Como he dicho, yo he enseñado, y me han regalado, poco, la verdad, pero algún que otro regalo me entregaron, y lo acepto, sería de mala educación no hacerlo, aunque intentaba explicar que no era necesario, que no debían hacerlo, porque era mi trabajo y me sentía afortunado de poder ejercerlo. El problema no radica en los maestros y maestras, el problema son los padres, dichosos padres, que no entienden que los maestros hacen su trabajo, muy orgullosos, que si le dan un regalo, por supuesto que lo aceptan, es más, si algún maestro hace algo especial, porque los hay que se implican hasta puntos no debidos, pues si un padre se siente agradecido y quiere expresar ese agradecimiento con un detalle, es fantástico, que lo haga, yo lo he hecho y no me siento mal por ello. Eso es una cosa, y el REGALO, es otra.
Si quieres que el maestro o maestra de tu hij@, se acuerde de él o ella durante el resto de su vida, demuéstrale que eres feliz con lo que tu hijo ha aprendido, incluso se podría aceptar un detalle (según la RAE; rasgo de cortesía, amabilidad, afecto), pero no se debe dar un REGALO, y entendemos por REGALO una lista casi interminable, y que conste que todo lo que aquí se detalla está tomado de REGALOS que han sido entregados años anteriores o que se van a entregar en el curso presente; anillo de Tous, bolso Aneke, bolso de Bimba y Lola, un viaje de fin de semana en un hotel de cuatro estrellas, reloj Lotus, placa con el nombre de todos los niños, etc… y me dejo una docena que he oído o leído pero tampoco os voy a aburrir si todos sabemos de lo que estamos hablando. Y que no se malinterpreten mis palabras, no es que no se lo merezcan, eso ya dependerá del padre o madre que haga el regalo, el juzgar si el susodicho o susodicha se lo merece, sino que no me parece ético hacer ese tipo de REGALOS. Y nunca es suficiente, siempre parece poco, y ya que le hemos comprado dos bolsos, dos anillos y dos colgantes, por qué no le compramos también una moto. Sinceramente, no lo entiendo. Y ¿nadie se ha parado a pensar que es una locura todo lo relacionado con el REGALO? falta empatía, no nos ponemos en la piel del otro, que quizá, le ha costado sudor y lágrimas desde antes de amanecer traer 30 euros a su casa y quizá no le apetece dar 5 para un REGALO.
No quiero generalizar, no digo que sean todas las clases, ni todos los colegios, tampoco digo que no se valore el trabajo de los maestr@s, pero si creo que debemos pararnos, mirar, pensar, de lo contrario estamos abocados a la sinrazón y al desconcierto, a comportarnos como seres irracionales que pone en cuestión la propia evolución de ser humano. En serio, la próxima vez que haga un REGALO, piénselo antes.
¡Ay! ¡El dichoso REGALO! Habría para hacer una lista de las cosas tontas que hacemos los padres y las madres por el hecho de que alguien, algún día, marco esa pauta y, no solo la seguimos, la sobrepasamos con creces, el otro día leía que en una clase se plantearon regalar a una maestra un IPad…oh my God!!! Pero insisto, no solo es el regalo…las familias no hemos entendido bien el concepto de implicación y participación, el verdadero significado de comunidad educativa…y no me lo invento yo, no, una comunidad educativa debe existir y se basa en la participación activa de las familias en eventos, formación, actividades, talleres… Y lo que hacemos realmente todas las familias juntas es poner dinero para los disfraces, para la fiesta de fin de curso, para el regalo y para las graduaciones que ese es otro temita que tiene jugo…Creo que hace falta más conciencia de lo que significa Regalar, quizá a esa maestra o ese maestro le parece mejor regalo que vayas un día a hacer un taller, que enseñes una habilidad, una tradición, que compartas un rato de tu tiempo con ese grupo, que al final siempre son las mismas madres y padres( de estos pocos) las que participan en todo… En fin, un tema que daría para mucho,mucho que analizar, mucho que aprender, mucho que mejorar…ese sería el mejor REGALO, una comunidad educativa cohesionada y en funcionamiento…habrá que tomar partido. Un saludo
Sin duda totalmente de acuerdo con
Paqui Barberan, esto es una cadena que la
Verdad se está saliendo de costesto.
Para mí parecer y sin revalorizar la profesión de educación que ya mi concepto ya es realmente un respeto.
Esto de los regalos está para mi fuera de concepto. Un gran médico salva vida por su gran profesión y vocación,y como Miguel bien explicado claramente,esto no lo veo normal.