Mi relación con Ernesto Pérez Vallejo comienza años atrás, cuando una amiga, sabedora de mi pasión por la poesía, me refiere un blog de poesía donde Ernesto Pérez Vallejo exprime su alma.
No tardé mucho en ojear su blog, Los lunes que te debo, un blog sencillo, con más contenido que continente, un blog profundo en letras y vacío de artificios, un blog que me dejó herido la primera vez que entré en él y que desde ese mismo día no he dejado de visitar, es mi opción número uno en tanto en cuanto a poesía se refiere.
Pasado un tiempo me día cuenta que Ernesto, además de ser paisano mío, era un referente para miles de personas que siguen sus palabras como el las ratas en el flautista Hamelin.
Os dejo la biografía que el mismo publica en su web, porque merece la pena conocer a este gran poeta:
Ernesto Pérez Vallejo nació en 1979. Vive en un pueblo pequeño de Cádiz: Campamento-San Roque.
Escribe desde muy pequeño para salir ileso. Canta mal y en la ducha, no sabe tocar ningún instrumento, ni hacer muñecos graciosos con plastilina. Le gusta el mar desde fuera y el amor desde muy dentro. Su superhéroe favorito es su padre, su color preferido, el azul daltónico.
De mayor siempre quiso ser hombre y a veces cree que está a punto de conseguirlo. Sueña siempre pero solo lo recuerda si son sueños eróticos. Le gusta Bukowski, con él aprendió lo amplia que puede ser la literatura y lo fácil que es amarla lejos de los colegios.
Odia las multitudes, el exceso de poder y de maquillaje, la música alta en los coches, cualquier guerra que no sea de almohadas, cualquier almohada que no sea compartida. Pero sobre todo, odia odiar.
Ama la vida. Piensa que hay pocas cosas más crueles que la duda y también duda de eso.
Si alguien le preguntara, hoy o mañana, qué es lo que más le sorprende del mundo, diría sin pensarlo dos veces: Que alguien se detenga a leerme. Así que, en su nombre, otra vez, gracias por la sorpresa.
Antes de dejaros con la entrevista que hemos hecho Ernesto, quiero agradecer públicamente, su predisposición, su amabilidad y su entrega para que hoy todos podamos disfrutar de esta entrevista.
Primera pregunta, obligada… ¿cuándo comenzaste a escribir?
Juraría que justo un minuto después de haber aprendido a leer. En el colegio la pizarra era secundaria. Para mí escribir no es una moda, siempre fue una necesidad, aunque por desgracia es cierto que cada vez lo necesito menos. Supongo que he perdido la intimidad y me he cansado del desnudo y como me canso yo pienso que el resto también y al final me hago una bola y escribo hacía dentro, que es como hablar solo. Absurdamente necesario, necesariamente absurdo.
¿Siempre has escrito poesía? ¿por qué poesía y no otros géneros literarios?
Escribo prosa también pero es prosa poética o eso dice mi ego. Lo he intentado con novelas pero me disperso demasiado. Llega un momento que tengo la historia tan creada en la cabeza que como ya se el final me da pereza escribirla. En cualquier caso prefiero la poesía por lo breve, soy adicto al puñetazo de un verso. El poeta es el boxeador que busca el ko, el prosista prefiere ganar a los puntos. Pero me encantaría escribir una novela y espero hacerlo en algún momento de lo que me resta de vida.
¿Desde cuándo percibes que eres un referente para tanta gente? ¿cuál crees que es el éxito de tus poemas?
No creo ser tan referente como mencionas. De hecho me sigue sorprendiendo que la gente se detenga a leerme o hago algún tipo de mención a lo que escribo. El éxito sin ser tanto para mí es mucho. Supongo que es una cuestión de expectativas. Si no esperas nada, cualquier cosa que te den te parece un regalo, si esperas demasiado todo te parecerá poco. Supongo que lo que gusta de mi poesía es que es callejera y cotidiana, que lo que vas a leer lo puedes escuchar en un bar, en un mercado, en una cama, en un botellón, etc. Escribo como suelo hablar, no necesito ninguna palabra que no esté en mi vocabulario del día a día para parecer más culto, o profundizar el texto.
¿Por qué hay tanto dolor en tu poesía? Me refiero, lo primero que percibí en tu poesía fue lo visceral de tus versos, que casi son una banda sonora en todos tus libros… ¿por qué?
Creo que te acabo de responder a esa pregunta. Me he adelantado a los acontecimientos. Perdón.
Y el tiempo suele ser muy hijo de puta. La camarera se ha acercado hasta la mesa y me ha preguntado con una sonrisa estudiada en un curso contra la nostalgia, si deseo tomar algo más. He pedido otro café. Ha mirado la taza llena y la he dejado allí, fría como tu alma. Supongo que ha pensado que necesitaba compañía. Mejor una taza de café que una mujer que no te quiera le ha faltado decir. Tengo dos tazas de café en la mesa y tu ausencia. Son las 19:20 y ya no te espero pero irse es perderte. No es lo mismo perderte que estar perdido
¿Cómo ves el mundo editorial de hoy día? ¿te quita el sueño?
Cero. Me importa un carajo la verdad. La primera tirada del primer libro fue con una editorial casi invisible. Todo lo demás me lo he editado yo. Jamás he estado expuesto en una librería por ejemplo, tengo una web, gestionada por una gran amiga y ahí vendo los libros. He rechazado varias ofertas editoriales, algunas por desconfianza, otras porque me pedían más implicación de la que estaba dispuesto a dar y otras por rumores de otros poetas que habían pasado por allí. Si es cierto que temo la caída definitiva del papel pero más por una cuestión romántica que de negocio. El placer de tener un libro en las manos no se podrá comparar jamás a leerlo en una pantalla. Es como si en lugar de hacer el amor con una mujer te ponen un robot.
El poeta… ¿se hace? ¿se nace?
Sinceramente creo que es una mezcla de ambas. Pero no solo en la poesía si no en cualquier otro apartado u oficio. Siempre lo tendrá más sencillo quién viene con ello dentro de fábrica. El talento es más importante que el esfuerzo pero sin esfuerzo el talento se disipa, se nubla, desaparece.
¿Cómo han influido las redes sociales en tu popularidad?
Ha influido y sigue influyendo pero no le saco el partido que debería. Creo que he tenido más repercusión en su momento con el blog “Los lunes que te debo” que luego con las redes sociales. De todos modos las suelo usar bastante y me parece un escaparate necesario en estos momentos para poder fluir.
¿Tienes algún referente? ¿Qué escritores te gustan más?
En su momento, más joven, descubrir a Bukowski me abrió mucho la mente literaria, acostumbrado a leer una literatura de colegio, hallarme de golpe con aquella prosa soez, dura y sucia me llevó a afrontar mis escritos desde una perspectiva más amplia. Además que no fue infundado por nadie, si no el azar de unas vacaciones y el dejarme llevar por el título lo que hizo que lo leyera por primera vez. Descubrir un tesoro por uno mismo es infinitamente mejor a que sea por indicación de alguien, la riqueza puede ser la misma pero el placer de lo hallado no. Es como hacer el amor con una prostituta y que decida no cobrarte. Obviamente uno va creciendo y va buscando otro tipo de lecturas, otro tipo de autores, creo que Bukowski debe ser leído a una edad temprana, a partir de ciertos años el realismo sucio te puede parecer suciedad sin más.
A día de hoy sigo leyendo casi por azar. Al final uno se hace adicto a la magia. No tengo escritores de cabeceras. O alguno del que espere su próximo libro. Soy más de libros en cuestión que de autores en particular.
¿Hay algún nuevo libro a la vista?
Me gustaría decir que si pero no, no lo hay. Y no es por falta de material. Creo que no es el momento ni para mí, ni para la poesía. La ola a la que se subieron muchos y otros nos vimos beneficiados empieza a romperse. Y prefiero en estos momentos la orilla a meterme en el mar.
¿Qué piensas sobre esta nueva forma de hacer poesía que está surgiendo en las redes sociales? ¿piensa que estamos perdiendo las formas y a todo le llamamos poesía?
Como te digo pienso que empieza el declive. Que la burbuja ha estallado o está a punto de hacerlo. Después del boom nos quedáremos más que hace diez años pero muchos menos que hace dos. Si a mí se me ha acusado de algo en temas poéticos es de perder las formas, de usar ciertas palabras, algunos versos que no deberían llamarse poesía. Yo en cambio pienso que cualquier cosa a la que le quites las cadenas y sea libre es un poema. Que restringir lo que te pide tu cabeza es ir contra uno mismo. A mí me parece aceptable que algunos respeten la métrica o mimen las palabras o escriban con un diccionario en frente. Pero jamás será mi caso, escribo lo que me nace, de hecho no concibo otro modo de hacerlo, ni podría.
Porque tu eres la flor de los prostíbulos,
la princesa de los callejones oscuros,
la mujer más bonita del mundo.
Creo que debo salir de este poema
o me voy a morir de romanticismo.
Sabemos que te gusta escribir, si no fueras escritor, qué profesión te hubiese gustado ejercer y por la circunstancia que sea no has podido llevarla a cabo.
Escribo pero no me dedico a ello. Trabajo en la logística de una multinacional. Me encantaría dedicarme a escribir pero ni tengo la constancia ni el suficiente talento. Por querer ser, me hubiera encantado ser deportista y no hablo en fines económicos, que también podría hacerlo, es más bien que creo que la satisfacción plena es dedicarte como trabajo a algo que te gusta y llena. De un tiempo a esta parte, cuando alguien me hace esta pregunta de que me gustaría ser o haber sido, siempre respondo lo mismo. Feliz y creo que estoy en ello.