2018-2019 será recordado como el periodo donde por primera vez el calentamiento global se convirtió en una de las claves políticas y sociales. Fenómenos como el de Greta Thunberg o la desaparición del ecosistema ártico dieron paso a una preocupación mundial por el futuro del planeta, sobre todo en el sector joven de la población
Jean-Francois Bastin y Thomas W.Crowther dirigieron una investigación sobre el estado de las grandes metrópolis en el 2050, cuyos resultados son aterradores. Se estima que gran parte de Madrid rozara temperaturas nunca vistas en la Tierra, temperaturas difícilmente habitables pero incompatibles con actividades agrarias o industriales. Teniendo en cuenta este dato y que la atmosfera de Barcelona será similar a la de Marruecos (sumándole la contaminación de la ciudad catalana) se intuye que la zona central de España será abandonada en gran parte y se potencializará las zonas costeras, teniendo en cuenta la actual despoblación que se sufre en las zonas que rodean la capital.
Si nos vamos del país los resultados no mejoran en absoluto. El famoso clima de Londres dejara sus nieblas y precipitaciones para abrazar un clima mediterráneo cálido y con fuertes vientos similar al de Cádiz. Centroeuropa tendrá un clima más estable y cálido muy similar al actual español o italiano. En pocas palabras, es como si todos los continentes se desplazaran 1000 km hacia el sur.
De las 520 ciudades estudiadas, el 77% sufrirá cambios drásticos en su temperatura, igualando el clima de otras ciudades o continentes. El 23% restante pasará a hospedar temperaturas inhabitables y nunca vistas en la Tierra. Uno de los investigadores afirma que estos datos van a dar lugar a numerosos desafíos tanto políticos, éticos y arquitectónicos. Esto significa que aumentará la inmigración en los países que más sufran, buscando hogar en las zonas del norte. Significa que existe el riesgo de perder espacio habitable en las costas debido a la subida del nivel del mar y esto es solo a nivel social y humano. Numerosas especies serán extinguidas mientras que otras, al verse favorecidas por el clima, aumentaran en masa, provocando nuevas plagas, infecciones y , quien sabe, signos de evolución natural ante el cambio global.
Después de este informe dramático vienen las buenas noticias, la solución. Aunque desafortunadamente, no existe solución. Estas situaciones ambientales van a llegar tarde o temprano, son completamente inevitables, de nosotros depende que sea 2050 o 2070. La principal medida para aplazar esta catástrofe climática es la replantación forestal, al ser la más barata y efectiva. Porque por muy “ridículo” o costoso que se vea llevar a cabo esta medida, cuando llegue el momento nos arrepentiremos. Los jóvenes pensaremos que es culpa de los adultos que no hicieron nada al ver que no les afectaría directamente a ellos, pero también nos echaremos la carga encima por no actuar e intentar concienciar a la población de que si no hacemos nada, la próxima generación vivirá el gran error del ser humano. Un error que comenzó con las deforestaciones romanas, continuó con la revolución industrial y culmina con la ignorancia de la humanidad ante este problema.