Algún día serán libres… (por Karel Rusek)

Hace dos años Karel Rusek, un checo afincado en nuestra localidad, presentó al II Concurso Literario “Casas Viejas” un poema dedicado a la memoria de los Sucesos de Casas Viejas. El poema obtuvo el tercer premio y como en la entrega de premios no fue leído, hoy, tras dos años, Karel desea compartirlo con todos los lectores de La Libertaria Información. Su palabra, es la de todos, aquí os dejamos su poema. 

En el ambiente enrarecido por circunstancias ya antiguas,

las maneras corruptas moldeaban formas y consecuencias.

Mezquinas costumbres nocivas arraigaban entre los cultivos,

será incierto el devenir de los hermanos de la colina.

Ya tiempos que al Dios en el subsuelo intentaban buscar,

pero siempre solo con ellos mismos se volvieron a encontrar.

Y a pesar de la semejanza, e igualdad original surgió,…

una provocación, burla a la conciencia propia, el desprecio.

Temblando y amenazados, e incertidumbre su calma consumiendo,

sobre cimientos de ignorancia levantaron,

muros y alambradas de odio y miedo.

Un día, creo que de verano, le dijo el otro a su hermano:

“Ven, y entra en mi cárcel, para ti la he preparado,

mira lo ancho del campo, el valle y el riachuelo,

y ciento once piezas de ganado.”

“Para pasar las noches, con unos palos y un poco de paja,

una choza te construirás.”

“Un par de zapatos, un pantalón y una camisa,

…y no necesitarás más.”

“Vas a mover toneladas, de aquí, para allá,

de sol a sol estarás entretenido,

…así tu vida me pertenecerá a mí,

¿a ver si lo has entendido?”

“Y a cambio recibirás unos mendrugos de pan,

y cuatro cebollas,

que somos como siempre, hermanos,

¿no lo ves ahora?”

Mezclando tristeza y pena, con estiércol y arena,

…o tras el ganado sin alma vagando,

o cargando las alforjas con el dolor y el grano;

…en la desigualdad, e insulto a lo humano,

no podrán vivir los hermanos.

Tanto tiempo de maltratos, más no pueden aguantar,

ha de llegar el momento, algo hay que intentar.

Ha de llegar el día, de agitar las mentes, de devolver la memoria,

de recuperar la dignidad,… pisoteada y por los suelos,

y quitar el sarcástico velo, del profundo origen del sufrimiento.

Ha de llegar el día, para la desesperada acción,

de acabar con la miseria, de acabar con la opresión.

Las manos duras, empuñando armas,…como piedras,

los segundos pesaban, como sus espaldas,… al correr,

pero solo con su voluntad ya empujaban,

…a una losa enorme.

Con pulmones humeantes, presencias raras,

en carriles polvorientos buscando la evasión,

a través de espacios deformados por las balas,

después… de lo que pasó.

Pero temprano entró el agua ardiente, pisando las calles humedecidas,

caballos negros, de acero, ungidos de aceite, ocultándose tras malas hierbas.

De las paredes heridas, piedras hechas añicos saltaron,

durante la severa represión.

A los hermanos, a unos los capturaron,

…no había salvación.

Y a otros…!Dios!, en una casa los quemaron,

…sin perdón.

Se apagaron las vidas, se calmó el revuelo, se acabó aquel día,

pero entre sus restos, la vergüenza con impotencia

engendraron a la débil y mendigante justicia.

Aquellos antiguos rizomas malignos, quedaron al aire, una vez más,

para descubrir a todos los conscientes, la realidad perversa.

En esta superficie agitada y rota de la conciencia,

brotaron ideas, y propósitos de futura lucha y resistencia.

Su historia no caerá en el olvido,

asumida la petición de sentido común,

retomada la lucha en contra la opresión,

…la lucha, que tantos han de afrontar aún.

Y así el mundo de los hermanos de la colina, se ha hecho “El Mundo”.

Ellos nos acusan, y nos condenan,

desafiantes en las imágenes con olor a pólvora y quemado,

sometidos al mundo de la luz y las sombras,

en un silencio ensordecedor del pasado.

…Algún día serán libres.                           

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