Cada verano se produce el descorche de los alcornoques o “La saca del corche”, un trabajo que se mantiene inalterable con los pasos de los años. Cada verano a las 6 de la mañana las cuadrillas compuesta por corcheros, recogedores, arrieros, cargadores, pesadores y mulas, se adentran en los montes donde habitan los alcornoques para con mimo arrancar la corteza del alcornoque (corcha) sin que el árbol sufra daño alguno. Los corcheros utilizan como herramienta sus hachas afiladas y sus técnicas para realizar dicho trabajo, un trabajo duro y peligroso, Los recogedores se encargar de ir agrupando la corcha hasta la llegada de los arrieros que con las mulas son cargadas para llevar el material hasta los patios, explanadas donde el corcho será pesado y subido a camiones donde serán llevados a procesar para convertir esta materia prima desde tapones para botellas de vino, aislamientos, y otros productos.
Sólo me bastó pasar una mañana con una de estas cuadrillas para para darme cuenta del duro trabajo del corchero, subir al monte donde ningún medio de vehículo puede acceder, de ahí la utilización de las mulas, que de paso quiero señalar que no sufren daño alguno, vi que estos animales están cuidados, que tienen también sus descansos y son tratadas con mimos ya que forman parte de la cuadrilla también.
El corcho es un recurso renovable, no contaminante y ecológico, que mantiene vivo un oficio que permite el desarrollo social y económico de las zonas rurale
Quisiera agradecer a Manuel Cepero por haberme invitado a vivir tal experiencia, para con mi cámara fotográfica recoger cada instante de este oficio.