He tenido que esperar unos días para poder escribir estas palabras, para que la tristeza vaya dejando algo de hueco a todos los recuerdos que nos dejó Salus, una persona que además de amigo, llevamos mucho tiempo, al igual que a Juani y a sus hijos, considerando parte de nuestra familia.
Como ya han dicho algunas personas, el cuerpo de Salus se ha ido, pero él se va a quedar mucho, mucho tiempo entre nosotros. Va a quedarse en el legado escrito que nos ha regalado, en los miles de artículos de su blog, en los libros, en las exposiciones, en todo ese material que ha sido el trabajo de su vida y que nos ha descubierto la de nuestros padres y abuelos. Salus ha desenterrado nuestras raíces y nos las ha puesto delante para que, conociéndolas, aprendamos a amarlas y valorarlas. No vamos a olvidar a una persona que nos ha sacado del olvido.
Salus va a quedarse en el recuerdo de los que lo admirábamos y en el cariño de los que lo queríamos y de los que nos sentíamos queridos por él.
Salus va a quedarse en los consejos que nos ha dado cuando se lo hemos pedido y en las lecciones vitales que ha ofrecido durante años, que han sido muchas. Porque Salus nos ha enseñado historia, mucha, pero por encima de eso nos ha enseñado a vivir. Nos ha enseñado con el ejemplo que la vida merece ser exprimida hasta la última gota y vivida con intensidad, haciendo las cosas que nos gustan cada día, sin pereza ni procrastinación, dedicando tiempo a las personas, sin que ningún problema pueda ser lo suficientemente grande para no bailar (figuradamente). Salus era un tío generoso y colectivista y nos ha enseñado que la felicidad está en las personas de las que nos rodeamos (familia, amigos, compañeros y conocidos) y en dar sin esperar recibir nada a cambio. Jamás lo he visto guardarse algo para él. Hasta las cosas que, gustándole, eran actividades individuales, procuraba convertirlas en colectivas, como las películas que hemos visto en lo de Cristo o los libros que comentábamos en las redes o en la barra de un bar. Jamás le he visto hacer algo para sí mismo. Era un tío que regalaba su preciado tiempo a quien se lo pidiese y para lo que fuera, no sabía decir que no. Siempre voy a recordar con especial cariño y agradecimiento el homenaje que organizó en la jubilación de mi padre. Era tan generoso e iba tan por delante que aquel día nos dejó a mí y a mi hermana un libro dedicado a nuestros futuros hijos.
Salus va a quedarse en el recuerdo colectivo de todos nosotros. Va a estar presente en los pasillos del instituto para sus compañeros y alumnos, en las coplas para los carnavaleros, en todas las exposiciones, presentaciones y actividades culturales a las que acudamos, en los viajes, estará presente en las calles de Granada, en las plazas de Roma y Florencia, en los teatros de Sevilla y Bolonia, en las comidas en el Celemín, en las palizas que nos daba en una pista de tenis, en la radio cuando suene Sabina, en los conciertos de Utopía.
En los momentos malos acudiré a los recuerdos de Salus, porque siempre sabía buscar el lado bueno a las cosas. Siempre tenía un mensaje positivista y vitalista. La derrota es una palabra que no estaba en su diccionario, que nunca contempló, a pesar de que dedicó su vida a sacar del olvido a derrotados. Él ya forma parte de los invencibles.
Salus estará en todos sitios, porque era un multiplicador. A mí me ha hecho familia de su familia, amigo de sus amigos, me ha hecho conocer gente y me ha hecho compartir más tiempo de calidad con mis padres. Se nos han quedado muchas cosas por hacer porque los demás no podíamos acercarnos a su ritmo ni altruismo, pero estoy seguro de que sus recuerdos nos seguirán motivando e inspirando para hacerlas.
Son momentos tristes, porque Salus abarcaba tanto y era tan grande, que el vacío que ahora sentimos tiene un tamaño similar, pero él hubiera querido que lo recordásemos con alegría, con un brindis, juntándonos, haciendo cosas, viviendo, compartiendo con los que queremos los recuerdos que tenemos con él, el tiempo y el cariño que nos regaló. En todos esos lugares donde estemos las personas en las que dejó huella, en todas esas cosas que inevitablemente nos recordarán a él, se quedará Salus, nos seguirá acompañando.
Un abrazo enorme a Juani, Irene y Salus Jr.