El chico de los recados de la Junta de Andalucía, Juan Marín, no ha querido ser menos y se ha marcado un Ayuso o un Fernández Vara, según se mire, en relación a la posibilidad de practicar esquí en Sierra Nevada o ir de caza en pleno auge de la tercera ola de la pandemia y decretado el cierre perimetral provincial en Andalucía.
Solo desde la más evidente insensatez puede entenderse que desde el ejecutivo andaluz se decrete el cierre perimetral de todas las provincias y la gran mayoría de los municipios andaluces, salvo para casos justificados graves de salud y de trabajo, y se pueda viajar desde cualquier punto de la comunidad para practicar esquí en Sierra Nevada o para participar en cacerías. Sierra Nevada está, como todos sabemos, en Granada, precisamente una de las provincias con mayor índice de contagio de la Andalucía.
Pero la cosa se torna de aureola boreal si además se solicita a la vez, y Marín lo ha pedido por activa y pasiva en los últimos días y lo sigue haciendo, un confinamiento domiciliario al gobierno central, además de adelantar el toque de queda a las 20.00 horas. Y cabe preguntarse, ¿hubiese sido un confinamiento domiciliario salvo para los practicantes de esquí y cazadores vivan donde vivan dentro de la comunidad?

Los que conocen o han sufrido a Marín, saben que algo debe haber detrás de esa medida sin sentido para favorecer de una manera tan grosera a Sierra Nevada y a la cacería y sus terratenientes.
Marín es Vicepresidente y además consejero de Turismo y eso de volver a vender relojes después de llevar 13 años en política no está en absoluto en sus cálculos y hay que ir preparando un buen colchón, por si acaso la retirada es abrupta y severa. Y en el marco de influencia de esta competencia hay muchos colchones en potencia nada desdeñables si se cuida y en eso va presuntamente su empeño.
La otra pata, la de mimar la cacería, no es más que un guiño a sus socios de la extrema derecha, para hacerles entender, que de cumplirse las encuestas y su partido o lo que quede de él, dada la huida de cargos y militantes que está sufriendo, y se confirme el sorpasso de la ultraderecha, que él es uno de los suyos para que no lo dejen tirado o en la irrelevancia política dado el caso.
No creo y, por tanto, no lo puedo afirmar, pero hay quien pretende ver que con todo esto, el conocido como “El Torrijas” está cuidando su retiro a modo de puerta giratoria o seguir como sea en política y si para tal fin tiene que hacer el ridículo en los medios de comunicación, ponerse a los pies de su jefe, Juanma Moreno, o adoptar una postura servil y sumisa ante los ultras, mintiendo, engañando o diciendo sandeces, pues se hace, porque como siempre ha manifestado por activa y por pasiva, con las cosas de comer no se juega.
Lo cierto es que Marín, sabedor de que sus posaderas de vicepresidente andaluz le puedan quedar lo que reste de legislatura, ha emprendido una desesperada tarea en busca de un micrófono donde verter su incontinencia que va degenerando en una pasmosa diarrea mental al intentar justificar lo sumamente injustificable.
Así que, para algunos todo ha sido fruto de una diarrea mental, para otros, fruto de un cálculo previsor de futuro, y para los más, ambas cosas a la vez.