Opinión | Sigue siendo un cachondeo

El cuñado del Rey, Iñaki Urdangarin, obtiene el tercer grado sin haber admitido ni expresado arrepentimiento por los delitos que fue condenado, de la misma manera, los condenados por el Procés salen de la cárcel para hacer campaña, Pablo Hasél va a entra en prisión por supuestos delitos de opinión y unos militares que apelaban al exterminio de quienes no piensan como ellos y exigían al propio monarca que abanderara un pronunciamiento militar contra el gobierno se van de rositas y siguen cobrando sueldos del erario público. Este es el reflejo de la anómala Justicia de este País.

Pablo Hasél

El rapero Hasél entra en prisión, entre otras cosas, por cantar algunas lindezas del emérito que se conocían y se silenciaban y que ahora se saben que son ciertas. Al parecer para la justicia de este país es más peligroso las letras de unas canciones que un grupo de militares, que han tenido importantes responsabilidades en las Fuerzas Armadas, envíen cartas al Jefe del Estado en las que le plantean la necesidad de acabar con un gobierno democrático salido de las urnas.

El código penal, surgido por la Ley Mordaza del PP, que llevará a Hasél a prisión por las letras de sus canciones, gusten más o gusten menos, no es otra cosa que un ataque inequívoco a la libertad de expresión, se quiera justificar como se pretenda justificar en aplicación de una retrógrada legislación y nadie debe entrar en prisión por ello.

No es justo, que quien no cumpla con los requisitos para ello, obtenga el tercer grado valiéndose presuntamente del parentesco que tiene con el Jefe del Estado.

No es justo que por exclusivos cálculos electorales se le permita salir de la cárcel a los condenados a una desproporcionada pena de prisión por el caso del Procés.

No es justo que alguien como Pablo Hasél vaya a entrar en prisión, si nada ni nadie lo evita, por cantar lo que piensa o que alguien tenga que exilarse para evitar esta injusticia como ha tenido que hacer ese otro rapero, Valtonic. Hasél y otros más deben ser apoyados y defendidos cuenten lo que cuenten y fruto de su desesperación culpen a quien culpen de sus males con mayor o menor tino.

Al llamado gobierno progresista le está faltando arrojo y los suficientes reflejos democráticos para poner las herramientas efectivas, más allá del indulto y de lamentar que se den estos hechos, para evitar que injusticias como estas se concreten. De lo contrario, serán cada vez más los que pensemos, que como dijo aquel alcalde jerezano de triste recuerdo “La Justicia es un cachondeo”, a riesgo de ser denunciados y condenados por expresar lo que pensamos en negro sobre blanco, algo impropio de un estado de derecho.

La Justicia deja de ser justa cuando se basa en una legislación que recorta libertades y derechos, de la misma manera, que pasa a ser arbitraria cuando es oportunista. Mucho de ello hay.

¡¡¡¡LIBERTAD PARA PABLO HASEL!!!!

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