Opinión | Colombia abandonada ante la indiferencia

Colombia está viviendo una de las peores crisis políticas de su historia debido a las movilizaciones contra las políticas económicas del gobierno conservador de Duque que ha empeorado aún más las expectativas de las familias colombianas. La gota que llenó el vaso de la paciencia de los colombianos ha sido la abusiva reforma tributaria que afectaba principalmente a la clase trabajadora colombiana cada vez más empobrecida.  A raíz de la pandemia, la pobreza monetaria en Colombia subió el año pasado 6,8 puntos con respecto a 2019 y se situó en el 42,5 %, lo que significa que el número de pobres del país aumentó en 3,6 millones de personas al pasar de 17,4 a 21 millones.

Las Movilizaciones que surgieron en 2019, tras un paréntesis de un año debido a la COVID, han resurgido con fuerza hace dos semanas convocadas por los sindicatos a la que se sumó gente de todas las condiciones sociales, un movimiento que no pierde fuerza con el paso de los días y que, lamentablemente, están siendo reprimidas de forma salvaje por la policía y el propio ejército.

Aunque el presidente Duque ha dado marcha atrás en sus pretensiones, la mecha del descontento social está pretendida, ya que no solo se trata de la abusiva reforma fiscal, ya que las movilizaciones tienen un profundo deterioro económico y social que sufre especialmente la clase media trabajadora. Duque, de manera cínica, apela al diálogo mientras su policía junto al ejercicio masacra a la población en las calles.

La represión policial ha ocasionado decenas de muertos y desaparecidos, así como, miles de heridos en una escalada de violencia represiva que ha provocado que la propia ONU recordara al gobierno colombiano la importancia de que garantice la protesta social y permita las marchas pacíficas, después de que delegados del organismo denunciaran la brutal actuación de la fuerza pública en la ciudad de Cali.

Para la caverna política y mediática española estos hechos en Colombia están pasando absolutamente desapercibidos, se muestran indiferente como si no existiesen.

¿Cuál hubiese sido su actitud si estos hechos se estuviesen dando en otros países, como por ejemplo Venezuela? Las diarios y machaconas portadas de esos medios nos las podemos imaginar, las intervenciones de los contertulios a nóminas encubiertas de la caverna política  y las referencias de los líderes del PP y de la ultraderecha también. Pero en esta ocasión como se trata de un gobierno conservador que ha emprendido una reforma fiscal muy similar a la que el gobierno del PP de Rajoy implantó en plena crisis económica, callan y miran para otro lado.

Si bien, de la derecha política y sus voceros mediáticos lo esperábamos, lo que no esperábamos es que ni el gobierno, ni PSOE, ni UP, ni el resto de fuerzas políticas progresistas condenen los graves incidentes en el país sudamericano. Este silencio ante el atropello democrático que sufre la ciudadanía colombiana que esperemos no sea consecuencia del fracaso electoral madrileño.

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