Se esperaba como la lluvia que ha llegado estos días, las ganas de una fiesta “en condiciones” las tenía prácticamente todo el mundo, desde los niños hasta los abuelos y este año sí, se que se ha celebrado la fiesta mayor de Benalup-Casas Viejas, la Fiesta de la Independencia, aunque para muchos haya sido algo descafeinada.

Todo comenzó el viernes con gente por el centro, los niños correteaban por la alameda como hacía años que no veía, los padres hacían corrillos en la alameda o en torno a las barras de los bares, con un ojo puesto en el crío que se alejaba un poco más de lo habitual y otro en el vaso de cerveza que apuraban como si de un elixir se tratase. Y los toros “hinchables” salieron, y los niños los seguían con jolgorio, bueno algunos, los más pequeños, se echaban a un lado gesticulando entre el asombro y el miedo. Minutos después ya todo era una fiesta, música en la calle, el tiempo, acompañaba, y era raro no ver a grupos de personas riendo e intercambiando gestos de cariño. Ah y se agradece que le hayan permitido a David montar su Food Truck en la plaza del pijo, gesto que ha ayudado a docenas de padres poder alimentar a sus hij@s y seguir disfrutando de la fiesta con amigos y familiares.

Y llegó a escena el gran Emilio y su banda, Los Intocables, un grupo “de Benalup”, de toda la vida y que son unos incomprendidos. Su música llega dentro, rememoran temas que han sido santo y seña para los rockeros, y Emilio, su vocalista lo dijo todo “Gracias a quienes han hecho posible esto, se demuestra que no hace falta soltar animales por la calles para pasarlo bien”, una declaración de intenciones que particularmente apoyo, más allá de mi respeto profundo a quienes no opinen igual. Con o sin polémica, la música fue llenando los corazones de quienes disfrutábamos como hacía tiempo que no lo hacíamos. Los bares también cumplían su función, ponían copas, facilitaban a los clientes el acceso a los aseos, y todo sonaba como una sinfonía, supongo que como el equipo de gobierno había deseado, por el bien de todos.
La música en directo se trasladó luego a otra zona, donde otros bares pudieron hacer caja sin temer al botellón que solía rondar por nuestras calles no hace mucho. Sí, ha habido botellón, al menos yo me he cruzado con algunas personas que buscaban otras formas de hacerlo, en casa de algún amigo que vivía cerca, algún que otro garito abierto solo y exclusivamente para la ocasión, pero, evidentemente, nada como lo que se vivió en el año 2019, cuando se culminó una de las vaquillas más “tóxicas” de nuestra historia.

El sábado comenzó con fuerza, todo el mundo era consciente que era el día, sí, el día grande por excelencia y más sabiendo que la lluvia amenazaba la continuidad de la fiesta. Por eso había gente en la calle desde bien temprano. La batucada animó el centro con sus sones y era difícil no repetir el golpe de sus baquetas con los pies. El sábado también fue el día para el grupo local Los perseguíos y para un grupo mítico y muy conocido en la provincia de Cádiz, como es Super agente 86. Las calles rebosaban de personas, la gente disfrutaba, la gran mayoría (por no decir todos) sin mascarilla y sin mantener la distancia de seguridad, ¿no hay COVID? pues probablemente sí, pero nos tendremos que encomendar a la Santísima Virgen de la Piedad o al Santísimo Padre de Ojalá no pase nada, porque de otra forma puede ser desastroso para sus organizadores, es decir, el ayuntamiento.
No sé de qué forma habrá afectado a los vecinos esta fiesta, sé, por la parte que me toca, que en general el sentimiento es de alivio, nada que ver con lo que se ha vivido otros años, siempre está el típico o la típica desalmada que orina en la calle o que va rompiendo vasos de cristal con el consecuente peligro que eso conlleva, pero nada que ver con el desenfreno sin límites de otros años, y se agradece. Se puede decir que el sábado se vivieron momentos mágicos y que mucha gente estuvo feliz, solo hay que darse una vuelta por las redes sociales y se puede palpar el sentir general de la población.

El domingo fue un quiero y no puedo, primero había que recuperarse de la larga noche del sábado, por otro lado la amenaza de lluvia se tornó en realidad a partir del mediodía, con poca intensidad al principio y ganando enteros a lo largo de la tarde. Eso deslució bastante la fiesta hasta el punto de aplazar o cancelar el concierto de Tres d son, que no pudo celebrarse.
Lo que sí se celebró fue una Diana Floreada muy deslucida por le viento de levante que estaba insoportable y que desgraciadamente echó al suelo la exposición itinerante “Cádiz quiere verte” que no pudo resistir la rachas de viento que superaron los 90 kms/h. en algunos momentos de la madrugada y la mañana del domingo. También se celebró el acto institucional que tuvo lugar en el teatro, un acto muy emotivo por la ausencia por enfermedad de Pedro Mateos, el principal homenajeado.

Desgraciadamente, este fin de semana también se fue una mujer referente de nuestro pueblo, Isabel “la berenjena”, una mujer emprendedora, que endulzó la vida de los que hoy estamos entre los 40 y 60 años, que es difícil de no recordar (yo echo de menos sus tortas de aceite) y que marcó una época en nuestra localidad. Vayan mis condolencias para sus familiares y amigos.
Mientras tanto, en otra parte del planeta, Putin sigue con su ofensiva sobre Ucrania, el Cádiz C.F. ganó un partido que le da aire para intentar mantenerse en primera y el clásico nos dejó un Barça superior que probablemente no le de para una liga, pero sí para una alegría después de una nefasta temporada. Pero vamos a lo que nos ocupa…
Sea como fuere, se puede decir que el pueblo ha ganado este año con la fiesta. También es cierto que visto lo visto, si hubiesen querido sacar a los toros, también se podría haber sacado (yo, agradezco que no), que el COVID no puede servir de excusa y que el sentir general del pueblo es que este año se ha hecho mejor. Por supuesto que se pueden mejorar cosas, a la vista está, pero creo que todas las partes, público, participantes, bares, etc… han encontrado un equilibrio que puede ser, como decía Bogart en Casablanca, el principio de una hermosa amistad.