Noventa años no son nada

Que veinte años no es nada decía el genio de Carlos Gardel en su tango Volver, y noventa años tampoco lo son, así lo hemos demostrado en Benalup-Casas Viejas este fin de semana.

Ayer terminaron los actos conmemorativos por el 90 aniversario de los Sucesos de Casas Viejas, y lo hizo con un excelente broche de oro, el último pase de la recreación de dichos sucesos por las calles de Benalup-Casas Viejas, por los lugares que un día fueron tristemente protagonistas de una de las barbaries más sangrientas de la historia reciente de nuestro país.

No se puede olvidar, no debemos olvidar, tenemos la obligación moral de recordar a quienes dieron su vida por un futuro mejor para nosotros, fueron nuestros abuelos, nuestra estirpe los que derramaron su sangre para que hoy, podamos recordarlos en libertad. Y todo ha sido posible por la comunión de centenares de personas que han hecho posible este teatro en la calle.

Sería una temeridad nombrar a todos los que de una forma u otra han participado, por eso vaya por delante mi aplauso a todos y cada uno de los que han puesto un granito de arena para que este fin de semana, Benalup-Casas Viejas honrara a sus convecinos. Dicho esto sí me voy a aventurar en nombrar a ciertas personas, la primera a María Orellana, artífice intelectual de todo este montaje, con ella al mando, todo es siempre mucho más fácil. También voy a nombrar a Manolo, su pareja sentimental y hombre para todo, es imposible contabilizar la de vueltas que se hombre se ha dado por las calles de pueblo para montar iluminación, sonido, proyectores, etc… y siempre con una sonrisa en su cara, eres un crack Manué. Y esas jóvenes que taconeaban en la oscuridad. A al cante entre lágrimas del cementerio. Y ellas, las que se han recorrido cada calle colocando cada vela, y Leonardo y sus fogatas, y Maite con sus campesinos, y Balbino, que lo mismo estaba disparando con una escopeta, que controlaba toda la escena de la choza, y todo ese elenco de actores, que más quisiera Hollywood contar con gente de tan buen corazón, y no importa si se les olvidaba el diálogo, siempre tenían un compañero que sacaba las castañas del fuego, y a Bea y su gimbal que ha rebasado la frontera de lo físico para llevar el teatro a las redes sociales, y esos jóvenes invisibles, que no aparecían en ninguna parte, pero que desde las cuatro de la tarde hasta que empezaba la función, ayudaban con su esfuerzo a colocar, a traer, a llevar, ese trabajo sucio que no le gusta a nadie y que ellos hacían con el compromiso de ser parte de la historia. A esos jóvenes y los que han participado directamente en la obra, deciros que me habéis hecho recuperar la fe en la juventud, tan denostada por los adultos que nos creemos sabedores de todo y que este fin de semana, esa juventud nos ha dado con el plato en la boca, sois increíbles. Las personas encargadas de dirigir al público con una cuerda y sentido común como única arma. Y mi colega de fatigas Gonzalo, por correr más que Usain Bolt para traerme el cable, y a mi hija Daniela por compartir conmigo mi pasión que a su vez es su pasión. Y las fuerzas de seguridad del estado, policía local, siempre dispuesta ayudar y a protección civil cumpliendo de forma voluntaria con su cometido, y a los bares más cercanos, que nos han brindado ayuda cuando la hemos requerido, al Ayuntamiento y sus trabajadores y por último y no menos importante, gracias al público, por asistir cada día, por respetar las normas (siempre hay la excepción que confirma la regla y alguno se podía haber quedado en su casa), pero en general el comportamiento ha sido excelente. A todos gracias.

Es cierto que hay muchas cosas que mejorar, de los errores se aprende y la próxima vez será mejor, seguro. Por todo esto, noventa años no son nada, y así lo hemos demostrado, conocer nuestro pasado, para vivir el presente y luchar por el futuro.

Que la importancia de conocer nuestro pasado es fundamental para que las nuevas generaciones labren su propio camino es un hecho irrefutable. Pero Benalup-Casas Viejas no es solo los Sucesos. Benalup-Casas Viejas tiene identidad propia, tiene prehistoria, tiene un patrimonio por descubrir. No podemos pararnos en los Sucesos y echarnos a dormir, hay que hacer hincapié en otros aspectos, debemos dotar a nuestro pueblo de una identidad que vaya más allá de un hecho trágico como el que ocurrió en 1933. Por mucho que nos duela, los Sucesos ocurrieron porque se dieron una serie de circunstancias difíciles de repetir y sin embargo, Benalup-Casas Viejas cuenta con alternativas que necesitan del impulso no solo de los ciudadanos, sino de las administraciones locales y provinciales para que los Sucesos se conviertan en un hecho de nuestra historia, pero no una marca en la piel de sus vecinos que las acompañe de forma permanente. Es ahí donde se debe trabajar, es ahí donde se debe poner la siguiente piedra para que en un futuro, la sociedad benalupense pueda pisar fuerte y no caer al olvido.

Sobre el autor